Flora Hansen se hace llamar médium espiritista y dice estar capacitada
para hablar con los muertos. Una tarde de agosto lee en la prensa acerca
de un brutal asesinato ocurrido en un centro de menores. Flora, con el
deseo de sacarse un dinero extra, decide llamar a la policía para
contarles que el espíritu de la muerta se ha puesto en contacto con
ella, pero nadie la toma en serio. Los resultados de la investigación
técnica atribuyen la autoría del asesinato a otra de las internas, que
se dio a la fuga la misma noche de los hechos. En paradero desconocido
desde entonces, es el objetivo de todas las fuerzas policiales de la
zona. Sin embargo, el psiquiatra que las atendía insiste en su
inocencia. La chica, de carácter pacífico y reservado, jamás ha mostrado
tendencias agresivas. Oficialmente, el detective Joona Lina sólo
participa en el caso como observador, pero termina iniciando una
investigación por su cuenta. Aun así, la pieza clave del puzle se le
resiste. Una y otra vez repasa el escenario del crimen: visualiza a la
chica tumbada sobre la cama ocultando la cara bajo sus manos, como si
estuviera jugando al escondite; recuerda su postura relajada, como si
todavía siguiera con vida.
OPINIÓN
No soy amante de la novela negra nórdica, básicamente porque me lío con los nombres de las personas y los lugares, pero en esta debo reconocer que los personajes están claramente identificados y diferenciados.
Es un libro que comienza con los asesinatos, muy arriba, y que poco a poco se va deshinchando hasta que has leído las tres cuartas partes de la novela. Entonces sube de nuevo y se convierte en buenísimo. A destacar los personajes de las chicas del centro de acogida, me ha parecido brutal la forma de definirlas.
La vidente está, durante todo el relato, en un segundo plano. Tienes que leer hasta el final para saber porqué está Flora en esta historia.
El hermetismo del personaje de Joona (el comisario) es enorme, hasta el último capítulo, que hace que el libro quede abierto a otra entrega. Al principio desconcierta un poco algunos personajes relacionados con él, pero al final lo comprendes todo.
Es un libro para tener paciencia, pero que te absorbe desde la primera página y no puedes parar de leer. Una buena novela negra, ideal para adaptarla al cine.
Sabe a vino
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